La media hostia ahora es Scientia Futura

Una sociedad sin Dios

Publicado por Ismael

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Paul Bloom

Una sociedad sin Dios. Muchos americanos dudan sobre la moralidad de los ateos. De acuerdo con una encuesta realizada por Gallup en 2007, la mayoría de los americanos afirman que nunca votarían por un por otra parte cualificado ateo como presidente, lo que significa que un no creyente necesitaría un trabajo mucho más duro para ser elegido que un musulmán, un homosexual o un judío. Muchos irían más lejos y se mostrarían de acuerdo con la comentarista conservadora Laura Schlessinger cuando afirma que la moralidad precisa de creencia en un Dios, ya que de otra forma lo único que hay son deseos egoistas. En The Ten Commandments, malévolamente cita a Dostoyevsky; «cuando no hay Dios, todo está permitido». El punto de vista opuesto, mantenido por una cualificada minoría de secularistas como Richard Dawkins, Daniel Dennett, Sam Harris y Christopher Hitchens es el de que es la creencia en un Dios la que nos hace peores. Tal y como lo expone Hitchens, «la religión lo envenena todo».

Los argumentos sobre el mérito de la religión son a menudo combatidos con referencias a la historia, comparándose pecados de teístas y ateos. Veo tus Cruzadas, y con Stalin, dos más. Una aproximación más prometedora es la de observar investigaciones empíricas que intentan determinar con precisión el efecto de la religión en cómo se comporta la gente.

En una reseña publicada en Science el mes pasado, los psicólogos Ara Norenzayan y Arim Shariff comentan varios experimentos que parecen apoyarse en la tesis de Schlessinger. En uno de estos estudios facilitaron a la mitad de los participantes un juego de palabras de temática espiritual, incluyendo las palabras divino y Dios y a la otra mitad un juego similar con palabrería laica. Luego dieron a cada participante 10 dólares y les dijeron que podían conservarlos o compartir su recompensa con otro sujeto anónimo. Al final, el grupo espiritual acabó con más del doble de dinero que al inicio. Norenzayan y Shariff sugieren que el resultado demuestra un imperativo evolucionario hacia la preocupación por la propia reputación. Si crees en Dios, crees que siempre alguien está mirando. El argumento se ve reafirmado por otra investigación que demuestra que todo individuo es más generoso y está menos dispuesto a engañar cuando hay más gente alrededor. Sorprendentemente, incluso cuando simplemente hay posters con ojos cerca.

Puede entonces que los religiosos se comporten mejor simplemente porque piensan que nunca están solos. En tal caso, podría esperarse encontrar la misma influencia positiva de la religión fuera del laboratorio. Y, de hecho, hay evidencias dentro de América de una correlación entre religión y lo que en un sentido amplio podríamos llamar bondad. Arthur Brooks apunta a que los ateos participan en la caridad menos a menudo que sus opuestos religiosos. Donan menos sangre, por ejemplo, y dan menos limosna a los mendigos por la calle. Dado que donar a la caridad hace que uno se sienta feliz, Brooks especula con que ésta podría ser un motivo por el que los ateos se sienten miserables. En un estudio de 2004, dos veces más religiosos afirman llevar vidas felices, mientras que dos veces más seculares afirman sentir que su vida es un fracaso.

Dado que los Estados Unidos son un país más religioso que otros occidentales, esta investigación sugiere que el anfitrión del programa de debates de la Fox Sean Hannity tenía razón al afirmar que los Estados Unidos son «el mejor país que Dios jamás ha concedido a los humanos en la tierra». En general, podría esperarse entonces que la gente en países laicos es menos atenta los unos con los otros que los americanos.

Es en este punto donde el razonamiento de que «necesitamos a Dios para ser buenos» se debilita. Los países que hay que considerar no son aquellos del tipo Corea del Norte o China, donde se reprime salvajemente la religión, sino aquellos donde la gente elige el ateísmo libremente. En su nuevo libro Society Without God Phil Zuckerman se fija en daneses y suecos, probablemente las poblaciones más laicas del planeta. No van a la iglesia, no rezan en la intimidad de sus hogares, no creen en Dios, en el cielo ni en el infierno. Y sin embargo, siguiendo cualquier estándar razonable, son gente realmente atenta los unos con los otros. Son estados del bienestar con sistemas sanitarios públicos realmente caros. Tienen un fuerte compromiso con la igualdad social. E incluso sin creer en un Dios permanentemente pendiente de ellos, asesinan y violan con mucha menos frecuencia que los americanos.

Dinamarca y Suecia no son excepciones. En 2005, un estudio de Gregory Paul sobre 18 democracias resultó en que las sociedades más ateas tendían a tener índices de suicidios y asesinatos menores, y una relativamente baja incidencia de abortos y embarazos adolescentes.

Éste es el rompecabezas. Si sólo te fijas en los Estados Unidos, la religión parece en efecto hacerte mejor persona. Y sin embargo las sociedades ateas se comportan mucho mejor en muchos sentidos que las devotas.

El primer paso para resolver el dilema sería desempaquetar las distintas componentes de la religión. En mi propio trabajo argumento que todos los humanos, incluso cuando niños, tácitamente mantienen creencias sobrenaturales, notablemente el punto de vista dual de que mente y cuerpo son entes distintos. Gran parte de los americanos que se describen a sí mismos como ateos, creen no obstante que sus almas de alguna forma sobrevivirán a la muerte de sus cuerpos. Otros aspectos de la religión cambian entre culturas y entre individuos dentro de la misma cultura. Son hechos factuales, como la idea de que existe un Dios que realiza milagros, y creencias morales, como la de que el aborto es un asesinato. Hay prácticas religiosas, como los sacramentos o el simple uso de velas de Sabbath. Y luego está la comunidad que la religión trae consigo. La de la gente que pertenece a tu iglesia, sinagoga o mezquita.

El efecto positivo de la religión en el mundo real, en mi opinión, está enlazado con el componente comunitario más que con la creencia en la vigilancia permanente por parte de un ser superior. El ser humano es social, y somos más felices y nos sentimos mejores cuando estamos conectados a los demás. Es la moral tal y como la define el trabajo del sociólogo Robert Putman para American Life. En Bowling Alone, argumenta que la asociación voluntaria con otros es esencial para una existencia plena y productiva. Nos hace «más listos, más saludables, más seguros, más ricos, y más capaces de gobernar una democracia justa y estable».

Daneses y suecos, además de ateos, forman fuertes comunidades. De hecho Zuckerman apunta a que la mayor parte de daneses y suecos se identifican como cristianos. Se casan en iglesias y las donan sus bienes, bautizan a sus hijos, y se sienten comprometidos con su comunidad religiosa. Simplemente, no creen en Dios. Zuckerman sugiere que los cristianos escandinavos son a su manera como los judíos americanos, quienes en la práctica se comportan como seculares, tienen fuertes sentimientos comunitarios, y tienden a comportarse bien en sociedad.

Los ateos americanos, por el contrario, son a menudo apartados de la vida en comunidad. Los estudios que Brooks cita en Gross National Hapiness y que determinan que los religiosos son más felices y generosos que los seculares, no definen sin embargo a religiosos y seculares en términos de creencia. Los definen en términos de presencia en actos religiosos. No es complicado ver cómo ser apartado de la comunidad dominante en América puede tener un efecto corrosivo en tu moralidad. Lo explica P.Z. Myers, biólogo y ateo prominente «cualquier individuo disperso que es excluido de su comunidad y no recibe sus beneficios, no se sentirá obligado a contribuir con esa comunidad que le excluye».

El lamentable estado de los ateos americanos, entonces, puede no tener nada que ver con su ausencia de creencias. Puede ser, por el contrario, el resultado de su condición forastera dentro de un país tan religioso donde muchos de sus mejores ciudadanos, incluyendo algunos tan influyentes como Schlessinger, les consideran inmorales y poco patriotas. La religión podría no envenenar todo, pero se merece al menos parte de culpa por esto.

Visto en Slate Magazine vía RichardDawkins.net.

No necesitamos que nos pongas un nombre

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«Veamos, así que no te gusta que te llamen ateo. Eso me deja con la posibilidad de llamarte agnóstico, escéptico, racionalista, naturalista, secularista, humanista, dudoso, librepensador, cínico, brillante, no-teísta, no-creyente, pesimista, disidente, pagano, bárbaro, bruto, infiel. ¿Cómo narices debo llamarte?»

«Leonard»

Visto en LOL god.

Cristo es mi guía

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«Cristo es mi guía». Aún así, por lo que pueda pasar, al volante durante estas fiestas, sin alcohol y descansado.

Visto en LOL god.

El sublime plan de Dios

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«De acuerdo, Dios, acabamos de construir el universo que has diseñado, elegante en su simplicidad, sublime en su complejidad.»

«Bien, bien. Ahora vamos a esperar 14 mil millones de años y luego les decimos a unos tíos en el desierto cómo tienen que comportarse.»

Visto en LOL god.

Al infierno con Katy Perry

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Una iglesia cercana a Columbus, en Ohio, está utilizando a Katy Perry como mal ejemplo. El cartel al exterior de la iglesia de Havens Corners en la localidad de Blacklick reseña la letra de la canción «I kissed a girl and I liked it» añadiendo «Then I went to hell» —besé a una chica, y me gustó, y después me fui al infierno—. El reverendo pastor de la iglesia Dave Allison recuerda que la iglesia es clara al determinar la homosexualidad como pecado —desafío sin embargo a Allison y a cualquier otro a que me muestre los pasajes exactos del texto bíblico donde se habla de ello—. El cartel es, según él, un cariñoso aviso a los adolescentes, quienes podrían no entender la canción o el mensaje tras ella.



Visto en I Am Bored. Foto de Jesus Christology.

Falsa o no, la acupuntura es mentira

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Austin Cline

Esto no será una sorpresa para los escépticos, pero los creyentes en la falsa medicina podrían tener algún problema con ello: Un estudio con más de 300 pacientes británicos determina que los que recibieron acupuntura para aliviar sus dolores de cabeza no obtuvieron mejores resultados que los que recibieron falsa acupuntura.

Informa la BBC:

«Un grupo recibió 12 sesiones de acupuntura genuina durante ocho semanas. Otro grupo recibió 12 sesiones similares, con la excepción de que las agujas aplicadas no hubieron sido colocadas en partes del cuerpo en las que se supone que aliviarían la migraña. De ahí que en el segundo grupo incluso un defensor de la acupuntura admitiría que cualquier beneficio sería placebo y no real, de acuerdo con los investigadores. El tercer grupo no recibió tratamiento alguno, permaneciendo a cambio en una lista de espera para ser atendidos por un doctor experto en migrañas.»

«Todos los pacientes mantuvieron diarios sobre sus síntomas de migraña. Mientras que los pacientes en lista de espera continuaron teniendo ataques a menudo, los que recibieron acupuntura —real y falsa— tuvieron menos dolores.—

Así que, los que tuvieron la suerte de ver a una especie de doctor y recibieron algún tipo de cariño, atención y tratamiento, vieron aliviados sus síntomas, contra los que simplemente fueron puestos en una lista de espera. ¿Algún sorprendido? Por supuesto, sentirse atendido hará que te sientas mejor. Esto ya no es sólo placebo. Es el hecho de que la gente acude a los médicos para ser atendida, y esto suele bastar para sentirse mejor.

Los creyentes en la medicina alternativa estarán ya ideando el argumento de que la acupuntura es diferente para cada persona. Un argumento que en realidad negaría su idea de que existen puntos específicos donde las agujas deben ser situadas. En realidad el estudio invita a abandonar cualquier razonamiento serio detrás de la acupuntura. Es un método que consiste en poco más que en pinchar agujas en lugares aleatorios. Y a ver qué pasa.

Visto en About.com.

Mormones rima con ...

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PZ Myers

Los mormones tienen la arrogante práctica del bautizo póstumo. Una de las razones de lo extenso de sus bibliotecas genealógicas es su manía de buscar por los viejos registros, encontrar nombres de personas fallecidas y convertirlas al mormonismo. Es estúpido y no tiene utilidad visible, pero también puede llegar a resultar insensible o incluso ofensivo. Como cuando llegaron a bautizar como mormones a judíos asesinados durante el Holocausto.

La respuesta es brillante; convertir a mormones muertos en homosexuales. Me encanta la idea. No importa cuál fuese su orientación sexual en vida, no importa incluso si en realidad eran homófobos. La muerte cambia muchas cosas, así que simplemente declaremos que han descubierto que disfrutan de follar con los de su mismo sexo durante su vida después de la muerte.

Espero que alguien lleve una lista en alguna parte. Me gusta pensar que Brigham Young ahora es una chivata que se va de fiesta salvaje con Joseph Smith, vestidos con chaquetas de lentejuelas sin nada debajo. Esa sería una imagen que los viejos del LDS deberían mantener en su cabeza cada vez que vuelvan a intentar su juego moralista con la memoria de los muertos de los demás.

—N. del T.; el traductor no comparte que la asimilación entre homosexual y locaza resulte necesariamente simpática.—

Visto en Pharyngula.

Gravedad, Evolución y marketing

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Seth Godin

¿Hacemos marketing con la Gravedad o con la Evolución?

Newton tiene todo el crédito. La llaman la Ley de la Gravedad. Ponen su imagen en todas las páginas en las que salen genios. Y dicen que descubrió la Gravedad, lo que es una tontería, porque sólo le dio un nombre.

Todo el mundo cree en la Gravedad, aún sin saber nada sobre ella. No sabemos cómo se transmiten las ondas de Gravedad, si es que existen. No podemos bloquearlas —no existen las botas anti gravedad— y no podemos amplificarlas, ni sabemos cómo de rápido viajan. Hay pocos haciendo estudios serios y nuevos desarrollos sobre la gravedad. Pero, eh, aparentemente es una Ley.

La Evolución —algo en lo que puedes creer o no creer— en el otro extremo es un asunto como para destrozar tu elección al comité de un colegio, o impedir que te nominen para trabajar en una oficina federal. Nunca he conocido a una persona lo suficientemente informada que dude sobre los hechos relacionados con la Evolución a no ser, por supuesto, que tenga un punto de vista distinto sobre el origen de las especies al cual está conectado emocionalmente. Hay escépticos de la Evolución, gente que prefiere una historia diferente, pero no hay escépticos de la Gravedad. A pesar de que probablemente explicarla precisa de menos ciencia.

¿Qué quiero decir con esto?

Hay dos razones por las que el marketing de la Gravedad es mucho mejor que el de la Evolución, y esas razones podrían explicar la forma en la que deberías promocionar tu producto o servicio.

1. Si para comunicar tu marketing necesitas que se abandone una historia en la que antes se creía, te queda mucho trabajo por hacer.

Nadie tenía una teoría de la Gravedad explicada con la suficiente seriedad antes de que Newton le diera un nombre. Nadie va por la vida diciendo que tiene una explicación mejor para el hecho de que estamos pegados al planeta mejor que la ley de la Gravedad. Como resultado, no hubo sido necesario derrumbar ninguna historia anterior ni ningún punto de vista sobre el mundo. Darle un nombre a algo en lo que la gente ya cree es marketing inteligente.

2. Si el rango temporal del mensaje para tu marketing es más largo que la atención que van a prestarte, o incluso que el tiempo de vida de la persona a la que te diriges, también vas a necesitar mucho trabajo.

La Evolución es algo muy lento. No puedes demostrarla en tiempo real durante una clase en el colegio. La Gravedad es algo instantáneo. Los que juegan al baloncesto la usan todo el rato.

Hace cinco años, si intentabas convencer a la gente de que las propiedades inmobiliarias eran una buena inversión era muy fácil.

1. El punto de vista de todo el mundo era que lo inmobiliario era una buena inversión.
2. Veías, en semanas o meses, cómo los precios de las casas subían.

Magia. ¿Quién se apunta? Comprar, comprar, comprar.

En 2002, convencer a un periódico para que invirtiese en una presencia online era un auténtico problema.

1. El punto de vista de todo el mundo no estaba de acuerdo. Una web puede ayudar a un periódico pero no sustituirlo. «¿No recuerdas la burbuja?»
2. No sólo no se veía a ninguna web desplazar a ningún periódico en tiempo real, incluso se veía a alguna en retirada —o eso decían en Wall Street—.

Buena historia, solo que mal temporizada.

El iPhone es como el marketing de la Gravedad. Un nuevo nombre y una marca de primero para algo que mucha gente ya había decidido que quería. Podías verlo funcionar en la otra punta de la habitación y saber que no iban a hacer falta meses para que triunfara.

Sin embargo, convencer a alguien para que escriba un blog es como el marketing de la evolución. A muchos les han lavado el cerebro y piensan que no tienen nada que decir, que no saben decirlo, o que no están autorizados a decirlo. Y, claro, nunca has visto ningún blog convertirse en un éxito de la noche al día.

Lo de las propiedades inmobiliarias, por supuesto, es más difícil ahora. La historia que vender, a largo plazo, es la misma, pero se pega con el nuevo orden mundial, aprendido de forma tan dolorosa. Todo ha pasado a suceder lentamente. Puede que la historia pueda contarse mejor.

La dieta Atkins contradecía la historia conocida, diciendo que la carne y la mantequilla son buenas elecciones para una dieta, pero te hacía perder peso tan rapidamente que fue capaz de vencer la resistencia impuesta por la inercia. Decirle a la gente que deje de fumar, por otra parte, es un problema para varias generaciones, porque la historia, difundida en anuncios y películas, es realmente potente, y el resultado de dejarlo tarda décadas en demostrarse.

La acupuntura es un caso interesante. Puedes hacer marketing así; «la medicina occidental está equivocada y esto funciona». El problema, por supuesto, es que cada vez que promocionas un producto con un «estás equivocado», tienes mucho trabajo por hacer. Mejor si lo intentas así; «esta es una gran forma de complementar a tus tratamientos médicos habituales».

Táctica 1: Intenta vender una historia que complementa una que ya existe en lugar de proclamar que es falsa.

Táctica 2: Intenta hacer que la prueba sea lo más vívida e inmediata que sea posible. Como una manzana que se cae encima de tu cabeza.

Las grandes ideas a veces requieren una estrategia de marketing mucho más difícil que el marketing de la gravedad. A veces los resultados tardan tiempo en llegar. A veces es el consumidor el que se equivoca. A veces tienes que sustituir una historia que se sabe todo el mundo. Espero que lo consigas. Pero te llevará paciencia y recursos.

En caso de duda, promociona la Gravedad.

Visto en Seth's Blog.

Sí, mi abuela era un simio

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Sí, mi abuela era un simio

Llorarás lágrimas de rabia cuando veas a este farsante creacionista adoctrinar a los niños para que rechacen la evolución. ¿Cómo de lejos del abuso infantil está limitarles permanentemente su punto de vista sobre el mundo, y condenarles a un eterno malestar compuesto de culpa y ansiedad cada vez que intenten superar las mentiras entre las que crecieron?



Como antídoto, recuperemos la respiración con el décimo documental sobre la Falsedad Fundacional del Creacionismo de Aronra, durante el cual recibirás un acelerado curso basado en hechos sobre la Filogenia, «la más devastadora evidencia de la evolución y nuestro auténtico lugar en la naturaleza».



No importa hasta qué punto crees o te resistes a creer que desdendemos de un ancestro común al del simio, porque es un hecho. Es una verdad concreta de la biología. Somos animales, de hecho somos primates. Se trata del motivo por el que la evolución se enseña en las clases de Biología, y el creacionismo no.

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En febrero del próximo año 2009 se cumplen 200 años del nacimiento del papa Darwin, el hombre que con un tratado sobre biología cambió para siempre nuestra forma de ver el mundo. No importa si Dios existe o no existe. Ya no le necesitamos.

Visto en Topic Agnostic.

Asteroides sobre la tierra

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2008 TC3

El pasado 7 de octubre, el temprano amanecer sobre el norte de Sudán reveló este retorcido rastro a gran altitud. Capturado en una grabación en vídeo, el rastro duradero y persistente pertenece al impacto de un pequeño asteroide catalogado como 2008 TC3. El evento es destacable porque se trata de la primera vez que un asteroide es detectado en el espacio antes de chocar con la atmósfera terrestre. De hecho, desde que los astrónomos descubrieron a 2008 TC3, el momento y la localización de su impacto fueron predichos basándose en cuidadosas observaciones. Más tarde, las predicciones fueron confirmadas por sensores, incluyendo la imagen de un brillante flash en la atmósfera tomadas por el Meteosat-8. Los astrónomos esperan ahora más informes de observaciones terrestres de lo que debe haber sido una maravillosamente brillante estela a través del cielo nocturno de Sudán. Informes adicionales podrían mejorar nuestras posibilidades de conseguir escenas similares.

Ni rastro de Bruce Willis ni de Ben Affleck.

Visto en APOD.

Fantasmas y boinas

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«La probabilidad de ver un fantasma es directamente proporcional al diámetro de la boina.» —Misterios al descubierto


Notas parroquiales

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«Traigan a sus maridos». Citando a George Clooney; «¡mag-nífico!».

Visto en Doy Doy.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, hoy

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Pierre Sané

Sesenta años después de adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿cuál es en realidad la observación de esos derechos, de la dignidad individual, en un mundo donde miles de millones sufren de pobreza? Salvaguardar la misión y los ideales contenidos en la Declaración significa luchar contra esa pobreza.

Todos los textos internacionales sobre la protección de derechos humanos están basados en el concepto de dignidad humana, tal y como se proclama en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En muchas ocasiones el concepto se entiende mejor explicando cómo se le ataca o lo que se le opone que lo que lo honra y lo enriquece. Sin duda esto es debido a su particular historia, nacido justo tras el final del Holocausto y la maquinaria mortal Nazi. La fuerte afirmación de dignidad compartida por toda la humanidad lleva al primer y más famoso artículo de la Declaración: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos. Han sido bendecidos con la razón y con la consciencia, y deben actuar los unos hacia los otros con un espíritu de hermandad».

Pero esta igualdad en dignidad para todos los seres humanos no genera sólo derechos. Además, y principalmente, representa una llamada a la acción, a la vigilancia y a la prevención. Reconocer nuestra propia dignidad siginifica poder responder ante cualquier otro ser humano. Y no puede haber dignidad sin solidaridad genuina y sin hermandad.

Sesenta años después de adoptar la Declaración, ¿dónde estamos en lo que se refiere al respeto fundamental por la dignidad y la integridad humana, los auténticos hitos de los derechos humanos?

Debemos reoconocer que hoy en día más de la mitad de la humanidad no se beneficia mínimamente de la debida consideración a su identidad y a su estado, a pesar de los bien conocidos avances internacionales en temas tan fundamentales como la lucha contra la tortura, las sanciones legales al maltrato de la mujer, o el reconocimiento de los derechos de los refugiados y los inmigrantes.

La pobreza que causa el sufrimiento de miles de millones de personas obviamente viola los ideales promovidos por la Declaración y pone en duda el artículo 28: «Todos merecen un orden social e internacional en el que los derechos y las libertades establecidas en esta Declaración puedan ser realizados por completo».

Defender los ideales y las misiones contenidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos requiere sobre todo luchar contra la pobreza, un fenómeno tentacular, y del que conocemos las causas, enraizadas en nuestra realidad social y cultural.

La lucha debe, primero, reducir los prejuicios, particularmente el de la idea de la dignidad humana como simple refugio contra los efectos de la discriminación, de la exclusión, de la desigualdad y de la injusticia. El concepto de dignidad humana va mucho más allá. Es inconcebible sin el derecho a la educación, a una vivienda digna, a la sanidad. Y rechaza la resignación y la desesperanza ante situaciones inevitables.

Un sencillo ejemplo que citar una y otra vez es la lucha contra la extrema pobreza. Un problema que la UNESCO, las ONGs, los políticos con poder de decisión y la sociedad civil deben poner en el primer lugar de su agenda. Su cooperación es un elemento decisivo en la lucha por erradicar la pobreza y por establecer un orden internacional que garantice el cumplimiento de los derechos contenidos en la Declaración.

Más que nunca nuestro deber es asegurar la implementación efectiva de todos los derechos humanos enumerados en la Declaración. Debemos hacer que este respeto por los derechos humanos sea algo concreto, lo que significa simultáneamente respetar al diferente y a su propia idea del respeto.

Visto en The UNESCO Courier.

El amplificador de oraciones

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Se trata del amplificador de oraciones de Edward Current. No sabías que lo necesitabas, hasta ahora mismo.

Visto en Atheist Media Blog.

Fe y Gonorrea

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PZ Myers

Tal y como recientemente sucedió que un columnista de Wall Street Journal culpó al secularismo de todos los males de nuestra sociedad, parece justo tener otra opinión. Por ejemplo, la de un científico social que haya realmente hecho un estudio de diferentes países, buscando una relación entre religiosidad de sus habitantes, valores morales superiores, estabilidad, o lo que sea. Con toda seguridad, las sociedades basadas en la fe serán más virtuosas que el resto, ¿a que sí?

Mierda. Los resultados no tienen buena pinta para los creyentes.

Parece que, en general, en las democracias prósperas, un mayor porcentaje de creyentes en la obra de un creador está relacionado con índices más altos de homicidios, mortalidad juvenil, infecciones por enfermedades de transmisión sexual, embarazos adolescentes y aborto.

En este sentido, los Estados Unidos aparecen siempre como la sociedad más disfuncional de entre todas las democracias desarrolladas. A veces de forma espectacular. Algunos de los problemas que los religiosos deploran más estruendosamente luego son aquellos exacerbados por las creencias que profesan.

El estudio concluye que los Estados Unidos son la única democracia próspera en el mundo donde los índices de criminalidad pueden ser considerados altos, y que las naciones menos devotas coinciden con las menos disfuncionales. Gregory Paul afirma que el porcentaje de gonorrea entre adolescentes americanos es hasta 300 veces más alto que en países democráticos considerados ateos. Los Estados Unidos también sufren de índices de infección por sífilis entre adolescentes y adultos altos sin comparación posible, así como de abortos adolescentes, sugiere el estudio.

Dice Paul que «el estudio demuestra que Inglaterra, a pesar de sus problemas sociales, se demuestra un lugar más recomendable que los Estados Unidos en la mayor parte de los indicadores, a pesar de ser hoy en día una nación menos religiosa que América».

La disparidad es incluso mayor cuando los americanos son comparados con países como Francia, Japón o las naciones escandinavas. Son las naciones que han tenido un mayor éxito reduciendo índices de criminalidad, mortalidad infantil, infecciones de origen sexual y aborto, añade.

Para ser justos, no son relaciones causales, y éste es sólo un estudio de correlaciones, así que la religión podría no ser el responsable directo. Es improbable coger la gonorrea yendo a la Iglesia. Pero dada la influencia de la religión en América, lo que sí te puede contagiar la iglesia es un grado de ignorancia perniciosa, el tipo de incapacidad que te hará tomar malas decisiones, con consecuencias desafortunadas. Entre ellas la de formar parte de las estadísticas.

Visto en Pharyngula.

El hombre y su vida de perros

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Presúmase cual de los dos actores de la siguiente viñeta lleva una miserable vida de perros.



«¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿De quién? ¿Cuánto? ¿Cuántos? ¿Desde cuándo? ¿Hasta dónde? ¿Para qué? ¿Y ahora? ¿Y después? ¿Por qué yo

«Hueso»

Visto en TUFTS UNIVERSITY.

Liberalismo y Bancarrota

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Aún quienes no comulgamos con el liberalismo económico, hubieramos preferido un liberalismo económico auténtico a esto que ha hecho tan ricos a unos pocos y nos ha mandado a la ruina a los demás.

Seth Godin

La semana pasada estuve en Detroit. Tengo familia allí. Y conduzco un coche. Y me gustaría que la civilización no se destruyese por culpa de la economía. Así que estoy marcadamente cualificado para hablar de la Industria del Automóvil.

No sólo debería el congreso facilitar y animar a una bancarrota organizada de Ford, Chrysler y General Motors, sino también hacer lo más fácil posible que sean reemplazadas por 500 nuevos fabricantes de coches.

O mil.

Hace noventa años, había todas esas empresas fabricando coches.

Es cierto. Cuando la innovación llegó a la industria del automóvil, había miles de fabricantes de coches, con al menos cientos funcionando al mismo tiempo. Lo cuenta la Wikipedia:

«A lo largo de ese tiempo, el desarrollo de tecnologías del automóvil fue rápido, debido en parte a la presencia de cientos de pequeños fabricantes compitiendo por la atención de los compradores. Desarrollos clave de ese tiempo son el arranque eléctrico, por Robert Bosch en 1903, la suspensión independiente y los frenos en las cuatro ruedas, por el escocés Arrol-Johnston en 1909, muelles en la suspensión, y otros muchos sistemas aún en uso, incluyendo el cambio al acero como material favorito para la fabricación. Los controles de transmisión e impulso fueron adoptados ampliamente, permitiendo ya una gran variedad de velocidades de crucero, aún cuando las de aquellos vehículos eran realmente modestas.

Entre 1907 y 1912 el motor high-wheel buggy era el más popular, con hasta setenta y cinco fabricantes incluyendo a Holsman, IHC en Chicago, y Sears, que vendía por catálogo. Este tipo de motor fue después reemplazado por el modelo T.»

En aquellos grandes días, Ford fabricaba cada parte de sus coches. Incluso cuidaban a las ovejas que daban la lana que recubría los asientos. Eso ya no es así. Ahora suministradores externos fabrican todas las partes de los coches. Son esos suministradores los que necesitamos que sigan vivos.

Lo que no necesitados son compañías enormes sin capacidad de elección, prioridades equivocadas, jets privados, y que se comportan como gilipollas.

Me gastaría mil millones de dólares en hacer que crear una compañía fabricante de coches, con todas las aprobaciones regulatorias y de seguridad, fuese tan fácil como crear una empresa en la web. Usemos la bancarrota para librarnos de la parte de esta industria que ya no necesitamos; los representantes.

Acabaríamos con un razonable número de «tiendas de coches» en cada ciudad que venderían un montón de marcas. Tendríamos coches baratos, eficientes, y con diseños de locura. Habría una orgía de innovación y de ahí surgiría una nueva energía que nos ayudaría a todos. Te lo digo yo.

Visto en Seth's Blog.

La muerte es algo demasiado bueno para un homosexual

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Dr. Sa'd Al-'Inzi: Cuando una persona comete un acto abominable, como la homosexualidad, por ejemplo, o el lesbianismo en el caso de las mujeres, esto constituye una «difusión de la corrupción en la tierra» y debe ser castigado con la muerte.

Moderador: Pero, además de la cadena perpétua, o de la condena a muerte, ¿qué más puede hacerse?

Dr. Sa'd Al-'Inzi: De acuerdo con la Ley Islámica, un homosexual debe ser arrojado desde lo alto de un edificio.

Moderador: ¿Qué haría usted con ellos?

Dr. Sa'd Al-'Inzi: Para ser honesto, creo que la muerte es algo demasiado bueno para ellos. Deberían ser llevados a lugar público, donde puedan ser torturados, de forma que la verdad sobre esta gente quede clara y sirva como lección a los demás. Porque son una epidemia, una plaga para nuestra sociedad.

Sigue leyendo, si te queda estómago.

Visto en Atheist Media Blog.

La Ciencia y los errores

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«CIENCIA»

«Si no cometes errores, la estás utilizando mal»

«Si no corriges esos errores, la estás utilizando realmente mal»

«Si no aceptas que estás equivocado, no la estás utilizando en absoluto»

Visto en LOL god.

La Acupuntura es mentira

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Harriet Hall

Por definición, «medicina alternativa» son cualquier tratamiento que no ha sido científicamente probado y que no ha sido aceptado por la medicina oficial. Sin embargo sigue oyéndose la pregunta «¿qué pasa con la acupuntura? Está demostrado que funciona, hay investigaciones que la apoyan, cada vez más médicos la usan, e incluso las compañías de seguros pagan por ella». Es hora de pinchar el mito de la acupuntura, si es preciso con una de sus agujas. Casi todo lo que has oído sobre la acupuntura es mentira.

Para empezar, este tratamiento ancestral chino, no es ancestral, y probablemente ni siquiera es chino. De los documentos más tempranos, el del estudioso de la cultura china Paul Unschuld propone que la idea podría haberse originado en la Grecia Hipocrática y haber sido importada a China más tarde. Definitivamente lo que no tiene son 3.000 años de antigüedad. Los textos médicos chinos más antiguos que datan del tercer siglo de nuestra era no la mencionan. La referencia más temprana al uso de agujas es del año 90 de nuestra era, pero hablan de sangrados con grandes agujas o incluso lanzas. No hay nada en esos documentos que sugiera una disciplina como la acupuntura actual. Existen evidencias arqueológicas de agujas de esa época. Son grandes. La tecnología para fabricar diminutas agujas de acero como las apropiadas para la acupuntura no ha existido hasta hace unos 400 años.

La referencia más temprana de una influencia china en la medicina de Occidente data del siglo trece. Y no menciona en absoluto la acupuntura. El primer occidental en escribir sobre la acupuntura, Wilhelm ten Rhijn, en 1680, no la describe como la conocemos hoy. No menciona puntos específicos o qi, habla de grandes agujas que se clavan en el cráneo y son dejadas actuar durante 30 respiraciones.

La acupuntura se ha venido utilizando y dejando de utilizar en Europa desde entonces. En América se utilizó en 1826 como un posible medio de resucitar a víctimas de ahogos. No funcionó y «fue abandonada con disgusto». Desde luego es razonable definir lo de clavar desesperado agujas en cadáveres recientes recuperados del agua como «disgusto».

Durante comienzos del siglo veinte, ninguna referencia occidental a la acupuntura se refiere a los famosos puntos. Simplemente se clavaban agujas cerca de donde dolía. El qi era originalmente el vaho desprendido por los alimentos, y los meridianos eran recipientes. Fue un francés, Georges Soulie de Morant, el primero en utilizar el término meridiano y en asociar el qi con la energía. Corría el año 1939. La acupuntura auricular también fue inventada por un francés en 1957.

El gobierno chino intentó prohibir la acupuntura varias veces entre 1822 y la segunda guerra mundial, durante el gobierno nacionalista chino. Mao la recuperó como parte de su campaña del «médico descalzo» en los años sesenta como una forma barata de aplicar la medicina a las masas. Pero nunca la probó él mismo porque no creía que funcionase. Fue el gobierno de Mao el que acuñó el término «medicina tradicional china».

En 1972 James Reston acompañó a Nixon a China y volvió para hablar de su apendicitis. Se creyó entonces que su apéndice fue extraído bajo anestesia aplicada con acupuntura. En realidad la acupuntura fue utilizada sólo para aliviar el dolor el día después de la operación, y el alivio coincidió probablemente con la previsible vuelta a la estabilidad de la región intestinal. Se difundió la foto de un paciente presuntamente siendo operado a corazón abierto con anestesia aplicada con acupuntura, pero pronto se demostró que era falsa. Hoy en día, si se utiliza la acupuntura en cirugía, es junto con anestesia convencional y medicacion preoperatoria, y sólo se aplica a pacientes que creen en ella y de los que se espera una respuesta en forma de placebo.

Coincidiendo con el incremento de su popularidad en Occidente, dejó de utilizarse en el este. En 1995, médicos americanos conocieron que hoy en día sólo del 15% al 20% de los chinos eligen su «medicina tradicional», y que suele utilizarse junto con tratamientos occidentales bajo diagnóstico de médicos que han obtenido su título en Occidente. Parece que la mayor parte de los pacientes que eligen la «medicina tradicional» lo hacen por ser la única que pueden pagarse. A pesar de tener un gobierno Comunista, en China no hay cobertura sanitaria universal.

Originalmente se habla de 360 puntos en acupuntura, basados descuidadamente en el número de días del año y no en la anatomía. Sin embargo se ha llegado a registrar el descubrimiento de más de 2000 puntos, llevando a algún que otro cachondo a comentar que no queda piel en el cuerpo que no tenga uno de esos puntos debajo. Se habla también de 9, 10 o de 11 meridianos. Tú eliges, dado que cualquier número es tan bueno como cualquier otro, habida cuenta de que no existen investigaciones científicas que documenten la existencia de puntos, de meridianos o de qi.

¿Funciona la acupuntura? ¿Qué tipo de acupuntura? Y sobre todo, ¿qué entendemos por «funcionar»? Hay varios sistemas chinos diferentes, más el japonés, el Thai, el coreano y el hindú. La mayor parte de ellos son inventos de décadas recientes. Se aplican al cuerpo entero o sólo a la mano, la oreja, el pie, la mejilla o el mentón; superficialmente o en profundidad, con agujas electrificadas o con electrodos que no penetran la piel.

La acupuntura funciona de la misma forma que el resto de los placebos. Se ha demostrado que alivian el dolor, la nausea y otros síntomas subjetivos, pero no que alteren el curso natural de cualquier enfermedad. Hoy en día se utiliza principalmente para aliviar el dolor, pero incluso los primeros acupuntores chinos mantenían que la acupuntura no es tratamiento para ninguna enfermedad, que su funcionamiento es tan sutil que sólo debería ser empleada al comienzo de la disfunción, y que sólo puedes esperar que funcione si el paciente cree que va a funcionar. ¡Toma sabiduría ancestral!

Los estudios han mostrado que la acupuntura libera endorfinas, un aliviante natural del dolor. Los veterinarios afirman que montar a caballo o lanzarle un palo a un perro para que lo recoja también liberan endorfinas. Probablemente golpearte el pulgar con un martillo también libera endorfinas. Y es un inesperado pero excelente remedio contra el dolor de cabeza.

Los médicos tienen demasiadas explicaciones para la aparente respuesta a la acupuntura. Distrae la atención de los síntomas originales hacia el hecho de estar siendo agujereado. Expectación, sugestión, consenso de pares, complicidad, error de causalidad, condicionamiento clásico, condicionamiento recíproco, condicionamiento operante, refuerzo, consenso en grupo, inversión económica y emocional, desafección social y política, beneficio social para la creencia, curso variable de la enfermedad, regresión al promedio, etc. Hay muchas formas en las que la psicología humana puede engañar sobre la efectividad de un tratamiento inefectivo. Luego está el hecho de que no todos los placebos son iguales. Tumbarse, relajarse y pasar el rato con tu amado con seguridad tendrá un efecto placebo mejor que una píldora de azúcar.

Muchos estudios muestran que la acupuntura funciona para aliviar síntomas subjetivos como el dolor o la nausea. Pero hay varios detalles que arrojan dudas sobre estas conclusiones. Los resultados son inconsistentes, con estudios que encuentran un efecto positivo y estudios que no. Significativamente, cuanto mayor es la calidad del estudio, más improbable es el hallazgo de un efecto. La mayor parte de los estudios los ejecutan creyentes en la acupuntura. Los pacientes que se prestan a los mismos nunca se ofrecerían como voluntarios a no ser de que tengan cierto convencimiento de que va a funcionar. Y los estudios procedentes de China y otros países orientales son sistemáticamente positivos. De países donde publicar un resultado negativo significa quedarse sin trabajo. Como poco.

El principal problema al realizar un estudio sobre la acupuntura es encontrar un adecuado control sobre el placebo. Estás clavando agujas en la gente, y la gente lo nota. El doble ciego es imposible; puedes engañar al paciente y hacerle pensar que estás usando una aguja cuando no lo estás haciendo, pero no puedes cegar a quien clava las agujas. Se han utilizado dos clases de control; la comparación entre los puntos y los no-puntos de acupuntura y la utilización de una ingeniosa aguja instalada en una vaina que parece haber penetrado en la piel cuando no lo ha hecho.

En una investigación de George Ulett, se averiguó que aplicando una corriente eléctrica sobre la piel en la muñeca, una forma de estimulación eléctrica nerviosa transcutánea, se consiguió el mismo efecto que aplicando una aguja, y un punto de la muñeca funcionó para síntomas en cualquier parte del cuerpo.

¿Sabes qué? No importa donde aplicas la aguja. No importa de hecho si utilizas una aguja. En los estudios mejor controlados, sólo importó una cosa; el que los pacientes creyeran que se les estaba aplicando acupuntura. Si creían estar siendo tratados con acupuntura, se les mejoró el dolor, no importa si realmente fuese así. Si se les aplicaba acupuntura haciéndoles creer que no, no funcionó. Si no se les aplicaba pero creían que sí, funcionó.

Los practicantes de la acupuntura han utilizado ingeniosos razonamientos para refutar los estudios fallidos. En un reciente estudio utilizando falsa acupuntura como control, tanto la falsa acupuntura como la real funcionaron igualmente bien, y en ambos casos mejor que la falta de tratamiento. La conclusión obvia era que la acupuntura no era mejor que el placebo. En su lugar, los practicantes insistieron en que la acupuntura real hubo funcionado, y la falsa también. Otro investigador recientemente decidió no utilizar el control placebo en su estudio porque cualquier estimulación de la piel podría ser efectiva, lo que parece destruir por completo la reputación de la acupuntura, aunque los practicantes no parezcan notarlo. Si eso es cierto, podemos simplemente masajear a los pacientes en lugar de insertar agujas y estimular meridianos o qi imaginarios.

Considerando lo inconsistente de los resultados de las investigaciones y la improbabilidad de la existencia de cosas como los qi y los meridianos, aparte de la gran cantidad de preguntas pendientes de respuesta, es razonable concluir que la acupuntura no es otra cosa que un elaboradísimo y sospechoso placebo. Puedes hacer vudú con seres humanos si te divierte, e incluso conseguir de ellos una respuesta placebo. Pero no hay evidencia alguna de que vayas a conseguir nada más.

Visto en eSkeptic vía RichardDawkins.net.

Actualización: Me veo obligado a agradecer el interés despertado por esta traducción de eSkeptic y también, por qué no, a reconocer que ni la traducción ni el artículo del que procede dejan claras en ningún momento las fuentes de las afirmaciones que se hacen. Intentaré resolverlo contando que la fuente a su vez del artículo original es una magnífica presentación de Robert Imrie, veterinario de Seattle y militante contra las medicinas alternativas, ésta sí perfectamente documentada. La podéis descargar de aquí en formato Flash.

Obama Non Troppo

Publicado por Ismael

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Christopher Hitchens

Sí, sí, sí. A mí también me pareció una gozada guardar cola mientras saludaba a los tan amables interventores de mi colegio electoral, y a los muchos conciudadanos de mi tan colorido vecindario en Washington. Yo tampoco me he quitado la etiqueta con las palabritas «He Votado». Y me ha resultado muy fácil emitir un voto para decirle al Partido Republicano, para quien recomendé el voto en el pasado, que no vuelvan a intentar la misma mierda nunca más. Basta de tácticas de McCarthy, basta de retirarse de la campaña e intentar hurtarnos el primer debate electoral para ganar tiempo para salvar a Lehman Bros. Basta de fundamentalismo cristiano; y de insinuaciones de que sólo aquellos lo suficientemente idiotas para seguir votándoles son «americanos de verdad». Basta de muecas de desprecio en San Francisco como si no fuese una ciudad americana de verdad. A McCain y a su desastrosa compañera sólo cabe desearles que sigan creyendo en una vida después de la muerte durante la que poder seguir muriéndose vivos de vergüenza por lo que han intentado este año.

Podría haber votado por ellos a pesar de todo, tapándome la cara con la chaqueta en la cabina de votación, sólo por intentar ver de verdad un Iraq libre y un Kurdistan autónomo. En tal caso, me habría cabreado mucho la mera sugerencia de que mi voto hubiera sido uno racista. «Histórico», decían los titulares de mi periódico de la mañana —sólo las noticias, si es tan amable—. ¿Las letras habrían sido tan grandes en caso de haber llegado la primera vicepresidenta de la historia? ¿No es realmente histórico que millones de cristianos blancos hayan votado, gane o pierda, por un hombre con padre keniata crecido musulmán?

John Dickerson ha descrito cómo Obama ha tensado el arco de la historia. Fred Kaplan ha escrito un manual de instrucciones para la política exterior del presidente electo. Jack Shafer se anticipa a la inminente batalla entre Obama y la prensa. Juliet Lapidos ha respondido a las preguntas más frecuentemente planteadas sobre la sucesión. Para Anne Applebaum la victoria de Obama es un hoyo en uno.

Pero no nos pasemos de echarle huevos al pastel. Y si piensas que nuestra prensa está adorando sin crítica al vencedor, sólo pierde un segundo o dos viendo lo que dice la prensa internacional. Durante la noche electoral puse durante un rato la televisión británica y la australiana. Por expresar un par de tibias dudas sobre el nuevo presidente, se me recordó a la fuerza en un caso que los primeros catorce presidentes de los Estados Unidos podrían haber poseído a Obama como esclavo, y en el segundo caso que hace sólo 40 años, Obama no podría haber votado en las elecciones, ya no digamos ganarlas.

En realidad resulta que nuestro nuevo presidente no tiene ancestros esclavos y que ninguna parte de su rama parental podría haber sido poseída por nadie, al menos por nadie americano —la esclavitud practicada por los musulmanes en África no es sólo una vieja historia sino una horriblemente contemporánea—. Y hace 40 años la población negra ya tenía representantes políticos, aunque sea en ciertos estados del norte. La objeción que yo hago consta de dos filos. Primero, la elección de Obama es el efecto del cambio, y no la causa del mismo —uno de mis contertulios parecía pensar que Obama era el responsable de la decisión en el caso de Brown contra el Board of Education—. Segundo, una victoria republicana no habría tenido absolutamente ningún efecto negativo en la situación legal o política de los negros americanos, la cual está garantizada por nuestra ley y nuestra Constitución y no puede ser revocada por votos espúreos ni plebiscitos.

El reconocimiento de estos puntos obvios debería al menos alertarnos de un peligro relacionado con el parentesco de la euforia y la histeria. Los que piensen que acabamos de votar para legalizar la utopía —y no exagero al decir esto, ¿o cuánto hace que no lees a nuestros comentaristas?— pueden ir preparándose para una gran desilusión de la que no podrán culpar a nadie más. El Tesoro nacional es una sala vacía en la que resuena tu propio eco. Nuestros enemigos rusos e iraníes son igual de cabrones que cuando parecían sólo repudiar a Bush y a Cheney, las colas de desempleados van a seguir alargándose, y no creo que una dieta de esperanza vaya a solucionar todo esto. Ni siquiera una dieta de audacia, aunque, ¿llamarías audaces a las figuras grises y socorridas que de momento han sido elegidas por Obama para estar en su equipo?

Hay un elemento de «quiero y no puedo» en todo esto, algo que sugiere que, si pudiésemos darle la vuelta al reloj, cada persona blanca con vida se volvería corriendo con John Brown al Harper's Ferry o con John Lewis al Edmund Pettus Bridge. La evidencia que tenemos es la contraria. Abraham Lincoln denunció sonoramente a John Brown, y John F. Kennedy —de la última familia joven y guapa que habitó la Casa Blanca— se sintió avergonzado por la marcha sobre Washington. En otras palabras, hay algo liberador y auto-felicitador en el surgimiento de Obama. Ya ha ocurrido antes, por supuesto, cuando pasamos tanto tiempo hablando de «Nuevas Fronteras», de «Gran Sociedad» o de «Mañana en América». Es sólo que ahora menos que nunca podemos permitírnoslo. Hay demasiadas causas del subprime y del horror derivado que ha destruido nuestra confianza en la idea del crédito, pero una forma de definirlo sería que se le prometieron demasiadas cosas a demasiada gente, y casi todos caímos en el cebo populista.



Más preocupante aún son los viciosos enemigos en forma de estados pícaros con posiciones cada vez más influyentes a lo ancho del planeta —uno de los episodios más condenables de la campaña republicana fue su intento de difamar al senador Joe Biden por su intento cándido de hablar sobre esto—. Aún muchos votantes de Obama parecen creer que el simple encanto de su nuevo presidente va a bastar para influir positivamente en cualquier fuerza hostil a nuestro país. No me veo a mí mismo interpretando este acto de fe, y no voy a consentir ninguna insinuación sobre mi incapacidad para hacerlo.

Visto en Slate Magazine.

El significado cósmico de Obama

Publicado por Ismael

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James Anderson

Mi reacción a la cuestión del significado religioso de la recientemente terminada campaña ha sido muy personal. Durante los largos meses de campaña ha habido numerosos momentos que han tenido para mí un significado religioso. Estos son los cuatro momentos de los que hablo.

1. Durante la campaña, mi mujer y yo recibimos un email de un conocido. Eramos una de entre varias direcciones destino. El mensaje comenzaba listando una serie de actos terroristas terribles, todos perpetrados por «jóvenes varones musulmanes extremistas». Después se refería a Revelación, el libro final del Nuevo Testamento, como autoridad. El mensaje sugeriá que el anticristo será un musulmán de cuarenta y tantos, popular y carismático. Está claro que la sugerencia era que el anticristo es Barack Obama, a quien estábamos a punto de elegir como presidente. Después me enteré de que este intento de difundir dudas y miedo, alimentado por la pasión religiosa, se había extendido ampliamente por la Internet. No importa que esas palabras no figuren en el libro de la Revelación, escrito más de 400 años antes de que naciese el Islam. Todos hemos aprendido durante niños que gritar «¡fuego!» en un teatro abarrotado es inmoral, equivocado e ilegal. La Internet es el salvaje oeste de la libre expresión, donde todo vale. Creo que es moralmente condenable intentar extender tus propios miedos y tus propios prejuicios en un escenario tan fácilmente inflamable.

2. Creo que tanto Sarah Palin como Jeremiah Wright han compartido la misma experiencia consistente en comportarse como un gilipollas pretendiendo que la atención de los medios y las grandes audiencias les hubieran convertido en personajes importantes y con influencia. No obstante, aparte de su afortunadamente breve subidón de ego, y de su tono a veces inadecuado, me reconozco un defensor de la prédica de Wright. Mi trabajo durante muchos años ha consistido en encontrarme con un buen número de clérigos afroamericanos. Esta experiencia me ha ayudado a ir entendiendo que el estilo y el contenido de los sermones de muchos de estos predicadores hacía que lo que hay de blanco en mi sensibilidad se sintiese atacado. Me dí cuenta de que los clérigos negros predican de una forma que congenia con las experiencias de rechazo y prejuicios que son diarias en los miembros de sus congregaciones. Y yo nunca podría compartir esas experiencias de la misma forma. He aprendido cómo de eficazmente esos predicadores canalizan la ira en forma de energía y motivación para familias, comunidades, y para la causa de la justicia social.

Uno de mis mejores amigos es un profesor de escuela negro llamado Verna Dozier. Verna llegó a ser un popular profesor de enseñanzas bíblicas dentro de la Iglesia Episcopal. Verna adora la poesía. Uno de sus poemas favoritos, escrito por Countee Cullen describe la experiencia de un niño negro de ocho años conduciendo un coche de juguete en Baltimore.

«Y vi a uno de Baltimore mirándome fíjamente. Ahora yo tenía ocho años y era muy pequeño. Le sonreí, pero sacó su lengua y me llamó negro de mierda.»

El poema continúa contando cómo el niño se encontró con mucha más gente de Baltimore durante los siguientes 6 meses y «todo lo que me ocurrió allí es todo lo que ahora recuerdo».

Creo que debemos estar agradecidos por el hecho de que Jeremiah Wright pueda contar las experiencias que cuenta, reconocer lo terribles que son, y aún así ser capaces de llevar a la gente a actuar con compasión.

3. En junio de 2006 Obama dio una conferencia ante líderes cristianos evangelistas. Tanto los comentaristas liberales como los conservadores hablaron de uno de los discursos más importantes sobre religión y política en décadas. Leí el discurso con cuidado y concluí que el senador Obama tenía tanto un redactor de discursos extremadamente bien informado como un refinado conjunto de principios teológicos aplicados a nuestra ley constitucional y nuestro proceso política.

Meses después, el columnista conservador David Brooks le preguntó a Obama durante una entrevista por su opinión sobre Reinhold Niebuhr, el teólogo americano más influyente del siglo pasado. Brooks se sintió desplazado y muy excitado por la respuesta de Obama. Escribió que Obama respondió con palabras del propio Niebuhr «la idea que nos absorbe es la de que existen el mal en el mundo, las dificultades y el dolor, y debemos ser humildes cuando pensamos que nuestras creencias van a eliminar eso. No debemos usar esto como excusa para el cinismo y la inacción. Debemos hacer esos esfuerzos sabiendo que van a resultarnos duros, y no debemos oscilar entre un idealismo ingenuo y un realismo amargo». Niebuhr escribió en una ocasión que la mayor parte de los políticos practican la extensión de la «decepción ingenua y sin estudio» para asegurarse la devoción de los ciudadanos a las causas políticas. La respuesta de Obama a Brooks, espontánea, clara, concisa e incisiva, y citando con eficacia a Niebuhr me dio la seguridad de que Obama le comprende a la perfección y lleva en su corazón y en su mente las enseñanzas de Niebuhr sobre un cristianismo pragmático y realista.

4. El 17 de mayo de 1957, a tres años de la decisión de la corte suprema sobre el caso Brown contra Board of Education, 20.000 personas se juntaron en los escalones del Lincoln Memorial en defensa de los derechos civiles de los ciudadanos negros. Martin Luther King habló en último lugar. El título de su discurso era «Dadnos la papeleta». El argumento de King era que la oposición a la decisión de la corte suprema formaba parte de una estrategia para utilizar «cualquier método conveniente» para impedir que los ciudadanos negros tuviesen derecho al voto. Así que su petición más urgente al presidente del congreso era «queremos nuestra papeleta».

Poco más de una década después, durante la primavera de 1968, Martin Luther King era asesinado. Washington explotó en una revuelta de incendios y saqueos. Podía verse una enorme columna de humo negro desde casi todos los suburbios de Washington. Durante los primeros momentos de la revuelta, uniformado con un traje negro y mi collar de sacerdote, conducí con mi amigo Jack Harris hasta St. Stephen y la Iglesia de la Encarnación situada en el límite del corredor a la calle 16. El reverendo Bill Wendt era el rector. Bajo su liderazgo la parroquia estaba intentando jugar un importante papel alcanzando a todos los residentes de un vecindario que en esos tiempos era un ghetto. Jack, Bill y yo salimos caminando por la calle 16 para ver si nuestros ropajes sagrados tenían algún efecto entre quienes protagonizaban la revuelta. No lo tuvieron. Alrededor de nosotros todo el mundo vaciaba escaparates y se llevaba los trofeos a casa. Los edificios siguieron ardiendo sin bomberos a la vista. Después de varias horas, una pequeña patrulla de la National Guards con ballonetas empezó a marchar por la calle. Su presencia fue sólo un poco más eficaz que la de nuestros trajes negros con collares.

Durante el temprano otoño comencé a recibir emails de la campaña de Obama pidiendo voluntarios de Maryland para trabajar durante varios días para Obama en los estados cercanos. Le dije a mi mujer que mis memorias de los espantosos días tras la muerte de King y mi experiencia caminando por las calles de la capital de nuestro país en llamas hacían que me sintiera obligado a ayudar en la elección de Barack Obama. Me presté voluntario durante cinco días. Durante esos días antes de la elección trabajé en Virginia del Sur y me encontré con una experiencia de esperanza y renovación. El discurso de King en 1957 terminaba con un mensaje de esperanza con el mismo tono que los de Niebuhr sobre el realismo cristiano. King nos invitaba a tener fe en el futuro, dándose cuenta de que «si luchamos por la justicia y la libertad, el cosmos estará con nosotros». Es el tipo de refrán tan normal y tan poderoso en labios de los predicadores negros. «Hay algo en este universo que justifica las palabras de Carlyle cuando dice que ninguna mentira vivirá para siempre. Hay algo en este universo que justifica a William Cullen Bryant cuando dice que la verdad enterrada en la tierra se levantará de nuevo. Hay algo en este universo que justifica a James Russell Lowell cuando dice:»

«La verdad siempre en el cadalso, el error en el trono aunque el cadalso muestre el futuro, y tras la desconocida oscuridad Dios, iluminando las sombras que se elevan tras él.»

Visto en On Faith.

La Biblia, o el spoiler definitivo

Publicado por Ismael

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«Jesús muere en la página 681»

Visto en LOL god.

Lo que ocurre en América es culpa de los ateos

Publicado por Ismael

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PZ Myers

América tiene algunos problemas graves; una fea guerra, una economía temblorosa, un gobierno terrible —el que sale, al menos—. Lo que ha ocurrido durante los últimos ocho años debe haber sido el fallo de alguien, y Daniel Henninger tiene una explicación sencilla: Culpemos a los ateos. Especialmente culpemos a la exitosa guerra librada por los ateos contra la Navidad. Dice que «una nación donde la gente no puede decir Feliz Navidad, es una nación capaz de arruinar su propia economía». Ya ves, aquellos valores tan importantes que inculcaba el cristianismo, la responsabilidad, la compostura, el remordimiento, están perdidos por completo.

«Es mi punto de vista que la constante secularización y el insistente esfuerzo por hundir la religión en América ha sido peligroso. Un peligro parpadeando en rojo gracias al comportamiento subprime de bancos y prestamistas, quienes al fin y al cabo son gente. Los ateos del norte quienes nos envilecen a los evangelistas del sur están arrojando la útil virtud por el desagüe de sus detestables opiniones políticas.»

«El sentido de una sociedad saludable en lo económico y en lo político no es que la religión nos salve, pero sí que nos enseña a todos las reglas del juego. Y estamos olvidando las reglas del juego.»

«Así que, si quieres, prohíbe la Feliz Navidad. Y prepárate para Mad Max.»

¿Qué, cómo? ¿El país lleva ocho años siendo gestionado por una panda de ateos sin moral? ¿Los banqueros son ateos? ¿Todos los que han estado prestando dinero inconscientemente son ateos? ¿Los cristianos no contratan hipotecas, no se saltan las reglas de los bancos, no empiezan guerras, no torturan?

Me gustaría visitar el universo paralelo de Henninger.

En este universo, por supuesto, tenemos un país que lleva ocho años siendo gobernado por el ala evangelista del Partido Republicano, donde la mayor parte de la población es Cristiana, y donde es casi imposible ser elegido para un cargo de influencia si uno no se reconoce teísta practicante. La derecha religiosa lleva ocho años tomando las decisiones políticas, mientras que los ateos hacen poco más que escribir libros. Nadie ha prohibido decir Feliz Navidad. Los ateos militantes como Dawkins y yo mismo ponemos en casa árboles de Navidad todos los años, y la disfrutamos como disfrutamos de cualquier otro periodo secular de vacaciones.



No me molesta en absoluto que la gente diga Feliz Navidad, y no creo realmente que utilizar la frase como mantra vaya a tener ningún efecto en la economía. Me preocupa más que el equipo editorial de Wall Street Journal, quienes deben ser todos unos pajarracos ilusirios, influyan en la mejora de nuestra economía.

Quizás Henninger tenga que leer a Kathleen Parker, quien al menos ha hecho notar que el Partido Republicano es quien menos favores le hace a la idea de Dios, y que probablemente eso tiene algo que ver con el estado en el que está ahora América.

Visto en Pharyngula.

El Islam es mentira

Publicado por Ismael

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Al humanista moderno no le resulta demasiado complicado encontrar argumentos para refutar la certidumbre o la utilidad de cualquier religión. En este sentido, el Islam sólo pone un poco más fácil lo primero, y mucho más fácil lo segundo.

Christopher Hitchens

Es posible llegar a dudar sobre si el Islam es en absoluto una religión separada. Inicialmente dejó satisfecha la necesidad de los árabes de un credo especial, y para siempre estará identificado con su lengua y con sus posteriores grandes conquistas, puede que no tan abrumadoras como las del joven Alejandro de Macedonia, pero suficientes para sugerir la idea de estar respaldados por una divinidad, al menos hasta que se internaron en los límites de los Balcanes y la región mediterránea cercana. Pero cuando se examina de cerca el Islam no es mucho más que un conjunto de plagios obvios y organizados de forma enfermiza, apoyándose en el contenido de viejos libros y tradiciones según lo requiere la ocasión. Así, lejos de resultar «nacido de la primera luz de la historia» como generosamente lo definía Ernest Renan, el Islam es en su origen tan sombrío aproximadamente como los orígenes del material que toma prestado. Hace inmensas reclamaciones sobre sí mismo, reclama la sumisión o la rendición de sus adherentes, y demanda deferencia y respeto por parte de los no adherentes. No hay nada, absolutamente nada en sus enseñanzas que justifique siquiera mínimamente tal nivel de presunción y arrogancia.

El profeta murió aproximadamente en el año 632 según nuestro calendario. Las primeras noticias de su vida fueron redactadas ciento veinte años después por Ibn Ishaq. Sin embargo el original se perdió y sólo puede ser consultado en su forma revocada por Ibn Hisham quien murió en 834. Añádase a toda esta oscuridad y todo este boca a boca la ausencia de registros sobre cómo los seguidores del profeta ensamblaron el Corán o cómo sus dichos, la mayor parte de ellos anotados por secretarios, fueron codificados. Este problema familiar se ve más complicado —incluso más que en el caso cristiano— por la cuestión de la sucesión. Contra lo que habría sucedido con Jesús, quien se las apaño para volver al mundo realmente pronto y quien —toma absurdo, Dan Brown— no dejó descendientes conocidos, Mahoma fue general y político y un padre prolífico —en esto no se pareció a Alejandro de Macedonia— pero no dejó instrucciones sobre quién debía sucederle. Las disputas sobre el liderazgo comenzaron casi tan pronto como murió, y el Islam tuvo su primer gran cisma —entre suníes y chiítas— incluso antes de establecerse como sistema. No vamos a tomar partido en el cisma, excepto para apuntar la obviedad de que al menos una de las dos grandes escuelas de interpretación del Islam debe estar bastante equivocada. La identificación temprana del Islam con un califato en la tierra, y las disputas entre contendientes al legado del profeta, lo marcan claramente como un asunto puramente humano.

Se dice por parte de autoridades musulmanas que durante el primer califato de Abu Bakr, inmediatamente después de la muerte de Mahoma, surgieron las dudas sobre si sus palabras serían olvidadas pronto. Tantos soldados musulmanes habían muerto en batalla que el número de los que tenían un ejemplar del Corán guardado seguramente en su equipaje era alarmantemente pequeño. Se decidió entonces juntar cualquier testigo viviente, junto con «trozos de papel, piedras, hojas de palma, pedazos de cuero» en los que hubieran sido escritos refranes del profeta, y dárselos a Zaid ibn Thabit, uno de sus primeros secretarios, para una recopilación autorizada. Hecho esto, los creyentes ya tuvieron algo parecido a una versión oficial.

Si esto es cierto, podríamos datar el Corán en una fecha realmente cercana a la muerte del propio Mahoma. Pero resulta no haber ni certidumbre ni acuerdo sobre la verdad de la historia. Hay quien dice que fue Ali, el cuarto y no el primer califa, y el fundador de la secta chií, quien tuvo la idea. Muchos otros, como la mayoría suní, afirman que fue el califa Uthman, quien reinó entre 644 y 656 quien tomó la decisión última. Tan pronto uno de sus generales le dijo que soldados de diferentes provincias luchaban por sus interpretaciones discrepantes del Corán, Uthman ordenó a Zaid ibn Thabit que juntara todos los textos, los unificara, y los transcribiera en uno. Cuando la tarea hubo sido completa, Uthman ordenó que se enviaran copias a Kufa, Basra, Damasco, y otros lugares, con la copia maestra retenida en Medina. Uthman interpretó así el papel canónico que al estandarizar, purgar y censurar la Biblia cristiana, llevaron a cabo San Ireneo y el obispo Atanasio de Alejandría. La recopilación fue declarada sagrada, y el resto de textos no incluidos declarados apócrifos. Mejorando a Atanasio, Uthman ordenó que cualquier edición rival más temprana fuese destruida.

Aún suponiendo que esta versión de los hechos sea la correcta, lo que significaría que nunca ha existido oportunidad de que los estudiosos determinen o disputen lo que realmente ocurrió durante la vida de Mahoma, el intento de Uthman de abolir las discrepancias fue vano. El idioma árabe escrito tiene dos características que hacen que sea difícil de aprender por un extranjero. Utiliza puntos para distinguir consonantes como b y t, y en su forma original no tenía signo para las vocales cortas, las cuales se representaban con guiones o marcas con forma de coma. Esto permite lecturas muy diferentes incluso de la versión de Uthman. La escritura arábiga no fue mínimamente estandarizada hasta finales del siglo noveno, y entretanto un Corán sin puntos y extravagantemente vocalizado genera interpretaciones radicalmente diferentes de sí mismo, algo que sigue haciendo. Esto podría no ser importante si hablamos de la Iliada, pero recuérdese que se supone que hablamos de la palabra final e inalterable de Dios. Hay una conexión obvia entre la flagrante debilidad de esta reclamación y la supuesta certidumbre expresada de la forma tan fanática con la que se nos presenta. Por poner un ejemplo que no puede ser ignorado; las palabras en árabe escritas en el exterior del Domo de la Roca en Jerusalén dicen algo distinto a lo que en distintas partes del Corán dice que dicen.

La situación se muestra aún más deplorable cuando llegamos al hadith, literatura oral secundaria que supuestamente nos cuenta dichos y acciones de Mahoma, cómo se compiló el Corán y los refranes de los acompañantes del profeta. Cada hadith, para poder ser considerado auténtico, debe haber sido reconocido por una cadena o isnad de testigos supuestamente fiables. Muchos musulmanes permiten que estas anécdotas guíen su vida diaria. No limpian a sus perros, por ejemplo, basándose en que se dice que Mahoma lo hubo ordenado.

Tal y como cabría esperar, las seis colecciones de hadith autorizadas que acumulan el boca a boca de tantas generaciones —A le dijo a B, quien se enteró por C que lo aprendió de D— fueron recopiladas siglos después de los eventos que pretenden describir. Uno de los más famosos de los seis compiladores, Bukhari, murió 238 años tras la muerte de Mahoma. A Bukhari los musulmanes le reconocen inhabitualmente fiable y honesto, y parece haberse labrado esta reputación en que de los trescientos mil dichos que acumuló durante una vida enteramente dedicada al proyecto, averiguó que doscientos mil de ellos no tenían valor y debían ser descartados. Posteriores exclusiones de tradiciones cuestionables y dudosas redujeron el total a diez mil hadith. Eres libre de realmente creer, si así lo eliges, que de toda esa informe masa de sabiduría iletrada y recopilada de testigos dudosos, el pío Bukhari, más de doscientos años después, se las apañó para elegir sólo los dichos más puros y capaces de soportar un examen riguroso.



La posibilidad de que toda esta retórica humana esté libre de errores y pueda ser considerada como final queda definitivamente descartada no sólo por sus innumerables contradicciones e incoherencias sino también por por el famoso episodio del Corán llamado «versos satánicos» a partir del que Salman Rushdie más tarde creó su proyecto literario. En esta ocasión, Mahoma andaba detrás de conciliar a algunos influyentes politeístas de La Meca, y en esas que experimentó una «revelación» que le permitió afirmar como compatible la existencia de otras viejas deidades locales. Más tarde se dio cuenta de que hubiera podido no hacer lo correcto, posiblemente poseído por algún tipo de diablo que por algún motivo habría elegido relajar brevemente su hábito de combatir otros monoteísmos en su propio terreno. Mahoma creía devotamente no sólo en el diablo como tal sino también en pequeños diablos del desierto, llamados djinns. Incluso las esposas de Mahoma notaban en ocasiones que el profeta tenía oportunas «revelaciones» que solían adaptarse a la perfección a sus necesidades a corto plazo, y en ocasiones se burlaban de él por ello. Se nos ha contado —por parte de autoridades a las que no es necesario en absoluto creer— que cuando Mahoma experimentaba estas revelaciones en público, a veces le poseía el dolor y sentía un insoportable ruido en sus oídos. Mares de sudor surgían de su cuerpo, incluso en los días más templados. Algunos críticos cristianos sin corazón han sugerido que Mahoma era epiléptico —omítase el hecho de que los mismos síntomas los hubiera experimentado Pablo en su camino a Damasco—. No sentimos la necesidad de especular al respecto. Es suficiente con parafrasear la inevitable pregunta de David Hume. ¿Qué es más probable, que un hombre sea utilizado por Dios para revelarnos algo, o que ese hombre haya partido de revelaciones existentes y se crea o reclame que mostrárnoslas le haya sido ordenado por Dios? En cuanto al dolor y a los ruidos en la cabeza, uno sólo puede suponer que una comunicación directa con Dios no tiene que ser precisamente una experiencia calmada, bella y lúcida.

Visto en Slate Magazine.

Zeitgeist

Publicado por Ismael

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Zeitgeist es «el más devastador documental que te mostrará la cara real de tu Dios, el auténtico diablo». Las dos películas, Zeitgeist y Zeitgeist Addendum pueden verse gratis desde su sitio web. Hay más información sobre los títulos en IMDB —figuran en el reparto Osama Bin Laden, George W. Bush y Adolf Hitler—.

Si prefieres descargarlas visita Atheist Movies.

«Muy recomendables.»

Visto en Thkng's Ebooks.